Primera ascensión chilena al Cerro Kristine por Felipe Cancino

Llevamos más de ocho horas caminando de vuelta después de nuestro intento al Cerro Kristine con la frustración de no haber podido llegar a la cumbre.  El mal tiempo, como es frecuente en Patagonia, una vez más dijo que no a nuestras intenciones de conquistar la cumbre más alta de la Cordillera de Jenimeni. En mi cabeza, mientras vamos caminando de regreso, solo da vueltas la idea de cómo volver a este lugar e intentar con mayores posibilidades alcanzar la cumbre.

Todo partió alrededor de tres semanas atrás cuando me contacté con mi amigo Martín Arteaga para contarle la idea de ir a entrenar al Valle Chacabuco y escalar alguna montaña en la Cordillera de Jenimeni. Martín se encontraba trabajando como guía para Conservación Patagónica por lo que tenía una mejor idea que yo de las posibilidades que había en la zona. Así me contó  sobre Cerro Kristine, la cumbre más alta de la cordillera de Jenimeni, ubicada al este del Campo de Hielo Norte, al sur del Lago General Carrera y cuya cumbre solo tenía dos ascensiones registradas y ninguna Chilena…  Entre ellas, el primer ascenso hecho por Yvonne Chouinard, Doauglas Tompkins y Rick Ridgeway cinco años atrás…  Así fue como mi atención se concentró en esta cumbre de 2350 mts.

Sin tener mucha información traté de ver las mejores opciones para acceder a la zona y realizar la aproximación. Aproximación que ya habíamos realizado con Martín la primera vez y que nos tomó un día y medio para finalmente volver debido a las malas condiciones climáticas sin poder visualizar la ruta.

Una vez que llegamos al camino dónde nos pasarían a buscar para volver, le digo a Martín “Ya tengo la solución!” “Ya se lo que voy a hacer!”… Martín me mira algo incrédulo y me pregunta con esa cara de “Quizás qué se le estará ocurriendo ahora?”… Le digo, voy a intentar de nuevo en una ascensión Non stop!! Voy a volver rápido y liviano… no carpa, no saco de dormir, sólo comida, hidratación y abrigo… es todo lo que necesito!! Martín me mira, y me dice “demás”… Así que hay quedé atrapado en mis pensamientos, trabajando en mi próxima aventura. Así llegamos de vuelta al camino, armamos nuestro campamento a un costado y al otro día fuimos rescatados para volver a la administración del parque.

Los próximos días fueron de preparación para volver e intentar subir el cerro nuevamente. La ruta de aproximación estaba estudiada, después de trabajar con mapas y google earth. La aproximación y ascensión total había sido calculada en 80km ida y vuelta, siguiendo un camino minero abandonado hace algunos años. Mi plan fue realizar una ascensión Non stop para hacer la aproximación siguiendo el camino durante la noche y estar en la base de la montaña en la mañana siguiente para realizar la escalada con luz, llegar a la cumbre y volver de vuelta al valle a la hora que fuese.  El cálculo de las horas era importantísimo debido a que no quería  estar ni muy temprano ni muy tarde en el ataque a cumbre. La escalada final seguía siendo un misterio, al no saber los obstáculos ni las condiciones reales que iba a encontrar en el lugar.

Una semana más tarde y después de varios días mirando hacia la montaña esperando que mejore el tiempo, busco la mejor ventana para realizar mi intento de ascensión. Había pensado en todos y en cada uno de los detalles que necesitaría para poder subir ésta vez en solitario.

El día había llegado finalmente. Martín y dos amigos más me van a dejar hasta el camino en el Valle Chacabuco a las 21:45 hrs.
Mi idea es cruzar el Río Chacabuco, ubicado a 5 minutos desde el camino, para armar mi carpa, dormir una siesta de dos horas y dejarla en este lugar armada para cuándo fuese que volviera, poder descansar después de muchas horas de actividad. A las 22:30 después de haber cruzado el frío río Chacabuco estoy en mi saco de dormir, dispuesto a dormir un par de horas antes de partir mi aventura.

Suena el despertador a las 00:15 y a las 00:30 estoy dejando la carpa atrás. La temperatura es fría, bajo cero probablemente por la escarcha que hay en todos lados. Camino eternamente por sobre estos caminos que parecen laberintos sobre la montaña, se conectan unos con otros, suben y bajan en todas las direcciones. Creo tener una buena idea sobre qué dirección seguir después de haber estudiado tanto la ruta. A las 6:00 AM ya había logrado dejar atrás el infierno de caminos mineros para comenzar la segunda parte de la aproximación. Aún es de noche y no se logra ver en absoluto que dirección debo seguir, decido encontrar un lugar protegido del viento para descansar, comer, hidratarme y esperar un poco de luz para poder seguir en alguna dirección. Me pongo todas mis capas encima y me acurruco al lado de unas rocas. El frío es insoportable, pero es mi única opción para saber hacia dónde tengo que seguir, a si que trato de dormir un poco. A las 6:45, luego de haber dormido unos 20 minutos empiezan a dibujarse en el horizonte las siluetas de las cumbres que logro reconocer para seguir adelante, con esto confirmo que la navegación durante la noche fue exitosa y rápidamente me reincorporo y empiezo a avanzar para recuperar y ganar tiempo.

Felipe Cancino - Cerro Kristine
Felipe Cancino – Cerro Kristine

De aquí en adelante el cielo se empieza a aclarar cada vez más, el día es perfecto, ni una sola nube alrededor, y el espectáculo empieza a aparecer alrededor mío. Campo de Hielo Norte hacia el Oeste dominado por San Valentín, Cerro San Lorenzo hacia el Sur y Cerro Kristine hacia el Este justo frente mío. Todas cumbres imponentes que me hacen sentir insignificante frente a ellas. Son alrededor de las 9 AM y llego a la base del Cerro Kristine, que se ve imponente frente a mí con sus glaciares descendiendo desde su cumbre. Me siento como David y Golliat; todavía con un filo de rocas que recorrer hasta llegar a un glaciar que debo cruzar en la base de la escalada que me llevará hasta la cumbre.

Vista del camino hacia Cerro Kristine
Vista del camino hacia Cerro Kristine

Sobre el filo las condiciones son cada vez más expuestas sobre roca suelta, hasta llegar al cruce del glaciar cubierto de nieve. Es aquí dónde decido cambiarme mis zapatillas que me permitieron avanzar más rápido durante la noche por mis botas de montaña. El ir en solitario  me obliga a hacer una buena lectura del terreno para evitar caer en alguna grieta, me ayudo con mi bastón para ir probando los puentes de nieve. A las 11 AM me encuentro al otro lado del glaciar para atacar la escalada final hacia la cumbre. Es aquí cuándo me doy cuenta de las condiciones reales de la escalada frente a mí, que probablemente durante el verano no ofrece grandes complicaciones; ahora y debido al mal tiempo de las últimas semanas ofrecen una dificultad mayor e interesante. Las condiciones del terreno son mixtas, combinando nieve, hielo y roca con grandes pendientes hasta llegar a la cumbre, en secciones bien verticales que hacen lenta y expuesta la progresión.

Miro el reloj y ya es medio día, siento el cansancio acumulado durante la noche y lo que va de la mañana, pero me siento con fuerzas suficientes para seguir escalando. El hielo en algunas secciones dónde aún no llega la luz hacen que me tenga que esforzar el doble para construir buenos peldaños, seguir la ascensión y preocuparme de no caer en lo que sería un tobogán de hielo interminable sobre rocas descompuestas.

Cerro Kristine
Cerro Kristine

Finalmente veo la cumbre y calculo unos 20 minutos hasta llegar a ella, pero también observo algo que me preocupa un poco más, son nubes que vienen entrando justo a la altura de la cumbre y que cualquier cambio de temperatura menor haría que las condiciones de la nieve cambien y hagan el descenso aún más peligroso de lo que es, a parte de reducir la visibilidad. Es aquí el momento clave de tomar mi decisión estando tan cerca de la cumbre. La Patagonia se caracteriza por tener cambios bruscos y dramáticos de las condiciones meteorológicas. A sí que decido ponerme a observar alrededor para tener una idea de qué va a pasar con el tiempo. Decisión tomada, voy a hacer el último esfuerzo para llegar a la cumbre lo más rápido posible. Con cada vez más nieve, a las 12:50 hrs hago cumbre en el punto más alto de la Cordillera de Jenimeni…  Después de 12:20 hrs. La felicidad es total, primera ascensión Chilena, non stop y en solitario.

Lo celebro como se debe, pero de vuelta a la realidad sé que solo estoy en la mitad de mi aventura y aún me queda descender todo lo que escalé. Disfruto de la vista alrededor, tomo un par de fotos, me hidrato, como algo y ya estoy listo para bajar… 100% concentración es lo único que pasa por mi cabeza ahora. La escalada fue difícil en algunos tramos, el descenso probablemente lo iba a ser aún más. Después de un buen rato lidiando con terreno expuesto y muy malas condiciones de roca, tomo una decisión jugada de la cual no me arrepiento.  Siento el cansancio y el estrés de moverme en terreno suelto y expuesto a sí que decido entrar al glaciar, sintiéndome más cómodo con mi lectura de la ruta dentro del glaciar que con las condiciones fuera de él. Es así como puedo avanzar más rápido y cómodo alejándome cada vez más de la montaña. La navegación es interesante, hay suficiente nieve, lo que hace los puentes de nieve bastante sólidos, pero también encuentro algunas grietas expuestas que debo saltar para seguir avanzando… así es como voy haciendo mi camino para salir de este lugar.

Felipe Cancino - Cerro Kristine
Felipe Cancino – Cerro Kristine

Luego de salir de esta zona más técnica y llegar a un terreno más tranquilo decido parar para rehidratarme, comer algo, descansar un poco y seguir. Llevo 16 hrs,  estoy realmente cansado pero ahora si disfruto un poco más de lo logrado. Sé lo que viene adelante, es terreno conocido y mucho más fácil que no requiere grandes cuidados. Miro hacia atrás y veo imponente la cumbre del Cerro Kristine por última vez antes de que se pierda entre las otras montañas que la escoltan. La noche cae nuevamente y logro llegar a la carpa que dejé armada 22 horas atrás. Son las 22:45 hrs. Ahora si me siento cansadísimo… lo único que logro hacer es tomar agua, comer un chocolate y meterme al saco de dormir para descansar ahí hasta el día siguiente, que sería rescatado con la satisfacción de haber vuelto sano y  salvo después de una larga y dura ascensión en solitario a unas de las cumbres más linda que he visto en Patagonia.

Felipe Cancino, 14 de marzo de 2013.

[Nota del Editor: puedes encontrar más fotos de esta ascensión en el flickr personal de Felipe]

4 Comments

  1. Tremenda Aventura. había escuchado algunas cosas sobre ese cerro. Felicitaciones, imagino el viento que debiste sentir pero el silencio y el paisaje Paga todo. saludos

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