“Va siendo tiempo de que algunos dejen el oficio universal de poetas y se den con una modestia servicial a contar la tierra que les sostiene juntamente los pies trajinadores y la densa pasión”
Gabriela Mistral, prólogo a “Chile o una loca geografía” de Benjamin Subercaseaux.
Apasionarse por algo inevitablemente cambia nuestra perspectiva para observar ese algo y todo lo que lo rodea. Así como los gestos y las palabras dejan de ser un detalle una vez que descubrimos que hay atracción por alguien cercano, así también cuando descubrimos un nuevo sabor, un nuevo gusto, un nuevo pasatiempo, las cosas dejan de ser meros detalles y comenzamos a reparar en cuestiones que antes nos eran indiferentes. Desde que corro, esto se me ha hecho especialmente evidente. La “loca geografía” que nos rodea, dejó de ser un mero telón de fondo y pasó a transformarse en un lugar en sí mismo, nuevo y casi infinitamente explorable. Los cerros que rodeaban la casa donde me crié, muy cercanos a la cordillera central, pasaron de ser un bonito entorno que contemplé a diario pero desde lejos, como ajeno, a ser un escenario donde recorrer y descubrir todo un mundo. Una nueva cara de la ciudad, desde las alturas; la vida semi rural que se da en plena capital; el paso de las estaciones del año; el silencio de la altura y el viento frío en pleno día soleado. Asimismo, paisajes que me eran tan familiares como los de los lagos del sur, dejaron de ser un mero entorno y pasaron a transformarse en un lugar en sí mismos; ya no es solo el lago sino el mañío, los robles y raulíes que lo rodean; ya no es solo el agua sino el camino terroso, el sendero, la caminata. Desde que corro todo el paisaje se ha vuelto un lugar explorable. Y eso es fascinante, es pura vida. No creo que haya vuelta atrás a este mundo que se abre tan sencillamente con un par de zancadas fuera del camino, y eso me parece lo mejor. Es como haber descubierto algo, que pase lo que pase, nadie te podrá quitar. Ojalá todos pudiéramos abrir los ojos a tanta inmensidad que nos rodea, seríamos distintos, más serenos y agradecidos. Venga el Trail y venga nuestra loca geografía chilena!
Josefina,
Felicitaciones por tu post! Notable! Qué bien escribes!
Es bellísimo poner la atención y dejarse asombrar por “tanta inmensidad que nos rodea”. Esto es verse regalada por la vida, no sólo de nuevo, sino una vida siempre nueva.
Julia, muchisimas gracias por tu comentario, lo recibo con mucha alegria. Saludos!!
Josefina, hermosa publicación! De verdad que cuando uno comparte con la naturaleza conecta mente, cuerpo y energía en un instante de armonía y color. Curiosamente siempre va ser asi, infinitamente inexplorable y eso lo hace vibra mas, eso nos hace sentir mas. Que linda la naturaleza y los efectos que causa en el ser humano!