La Gravedad

La fuerza de gravedad es la constate de la Ley de Gravitación Universal, siendo esta una de las cuatro grandes fuerzas presentes dentro del Universo y nos afecta a todos por igual, cada día de nuestras vidas. Es un vector, el cual posee:

1. Dirección: los cuerpos generan una fuerza de atracción entre sí por lo que la dirección es hacia el cuerpo de mayor peso, en nuestro caso la Tierra la cual atrae todos los cuerpos sobre su manto.

2. Magnitud: la fuerza de gravedad va disminuyendo a medida que nos vamos alejando del centro de la Tierra pero por otro lado van apareciendo fuerzas de atracción hacia otros cuerpos del Universo.

Sin ella nada sería como lo conocemos: la lluvia no caería, no se formarían ríos, no existirían los océanos, los cerros no se erosionarían, no habría vida animal en el planeta, nuestros huesos se debilitarían, no existirían los hoyos negros en el Universo (donde la gravedad es tan alta que incluso la luz no es capaz de “arrancar” y es tragada por estos). Absolutamente todo se ve afectado por la Ley de Gravitación Universal, la materia, las ondas e incluso el tiempo.

Todo cuerpo perteneciente a la Tierra vive bajo los efectos de la Ley de Gravitación, entre ellos mismos y principalmente con la Tierra, al tener ésta una masa 6×1022 veces la masa del ser humano (de 100 kg.) por lo que requiere esfuerzo mental y físico superar esta atracción hacia la Tierra.

Este esfuerzo mental y físico se tradujo en estilos de vida (los mal llamados en la actualidad “deportes outdoor”) en los que moverse pasó a ser parte de nuestra naturaleza: escalar árboles para conseguir frutas, correr para cazar y para no ser cazados, llegar siempre más lejos con tal de expandir nuestros conocimientos de lo que nos rodea pero principalmente de nosotros mismos. Movernos siempre fue parte de nuestra esencia: había que salir a cazar, a cortar leña, a recoger alimento, a buscar agua. Por lo que siempre fuimos mentalmente fuertes lo que nos hizo físicamente aún más fuertes pudiendo alcanzar lugares más remotos e inaccesibles. Hoy en día “lo normal” es sentarse a “descansar” o “echar la talla” con varias cervezas a ver un partido de lo que sea, mientras otros se están moviendo. La tecnología y las facilidades que tenemos hoy en día han hecho que no sea necesario moverse para satisfacer nuestras necesidades básicas por lo que moverse ha pasado a ser considerado como un deporte y por ende ya no es necesario moverse para sobrevivir (antes el lema era: muévete o muérete).

Los estilos de vida (“deportes outdoor”) que pelean contra la gravedad impulsados puramente por esfuerzo físico humano, son a mi juicio los siguientes: trail running, todo tipo de escalada en roca y hielo, montañismo, trekking, mountain biking, randonée, todo tipo de cross country.

Todos estos estilos de vida que desafían la fuerza de gravedad son los más completos, tanto física como psicológicamente. Esto debido a que pelear contra la gravedad es pelear contra nuestro propio peso: significa levantar cada gramo de nuestros cuerpos (ya sea músculo, grasa, cartílago, hueso, órganos, pelos) y desafiar, no solo la atracción que tiene la Tierra sobre nosotros, sino que también todos los efectos que la gravedad ha hecho sobre la superficie de esta (cerros erosionados, rocas lisas, falta de oxígeno, agua líquida y vegetación en altitud).

Esta pelea constante en contra de la gravedad nos va puliendo: poco a poco, a medida que vamos practicando nos vamos transformando según los estímulos (o “deportes”) que estamos recibiendo (practicando). Por ejemplo, a medida que salimos a correr por los cerros vamos “botando” lo innecesario (en realidad vamos quemando: grasa y músculos en general) y nos vamos desgarrando de todo lo que nos sobra para la práctica de estos “deportes”. Mientras más veces salgamos de nuestras casas y mientras más intensas sean las salidas, más ágiles y veloces estaremos para enfrentar los próximos desafíos.

A medida que vamos sumando horas en los cerros, ya sea corriendo, escalando, simplemente moviéndonos; poco a poco empezamos a mejorar nuestro rendimiento y nos vamos dando cuenta de que pequeños detalles, aparte de la práctica constante de ejercicio, pueden hacer la diferencia para seguir mejorando. Nos empezamos a conocer a nosotros mismos y nos damos cuenta de cuánto necesitamos descansar (dormir); cuánto y qué necesitamos comer y tomar; cada cuánto debemos movernos; nuestro cuerpo comienza a transformarse en una máquina y comienza a funcionar mejor (músculos más eficientes, órganos con mayor absorción de oxígeno lo que se traduce en mejor rendimiento, mejor funcionamiento del cerebro y por ende de todo el cuerpo en general).

Nuestra mente empieza a oxigenarse, nuestro cuerpo se llena de adrenalina, poco a poco nos vamos poniendo nuevos y mayores objetivos y nos alineamos con tal de alcanzarlos. Cambiamos nuestros estilos de vida, cambiamos nuestras costumbres, comenzamos a aprender a (sobre)vivir y a disfrutar de cada segundo de nuestras vidas, nos damos cuenta que la gravedad es un problema constante que nos cambia, empezando por nuestra mente y manifestándose en nuestro cuerpo.

Esta fuerza nos hace preguntarnos ¿quiénes somos?, ¿qué hacemos?, ¿por qué hacemos lo que hacemos?, ¿qué y cuánto comemos?, ¿cuáles son nuestras prioridades y objetivos en nuestras vidas?, ¿hacia dónde vamos y con quiénes?. También nos hace ser más fuertes física y psicológicamente, nos hace ser resilentes, nos obliga a superar nuestros propios límites, nos obliga a salir de nuestra zona de confort (a quién no le asusta ir a Campos de Hielo, o la Cordillera de Darwin) y así conocernos como personas.

Pero para ganarle a esta fuerza no basta con tener un buen estado físico, primero es necesario tener una filosofía de vida acorde a esta fuerza:

  • Simple: subir con poco equipo, tanto de personas como material. Los grandes grupos siempre son “empresas industriales”: arrasan con los cerros y con las personas (siempre hay choques de personalidades, de honores y de orgullo). Y sobre el equipo material: a veces ponemos toda nuestra atención en tener lo mejor de lo mejor y nos olvidamos por completo del por qué nos movemos. Esta simpleza debe imperar en nuestro día a día, en lo que pensamos, decimos y en cómo actuamos en este mundo.
  • Constante: movernos de forma continua durante nuestras vidas. Fuimos creados para estar en movimiento, para estar de pie (arrancando o cazando) o acostados (descansando). No fuimos creados ni evolucionamos para estar sentados detrás de una pantalla durante tantas horas al día. Nuestros órganos requieren sangre y esta sangre debe fluir de la bomba que tenemos al interior. Todo el sistema (músculos, corazón, articulaciones, fibras, grasa, células, smog, tierra, desechos, células, átomos, neutrones, protones, electrones) se mueve según quiénes somos, pero debemos darnos el espacio y el tiempo de arrancar de los estímulos innecesarios que nos rodean y estar solos para saber cómo se mueve nuestra máquina y cómo seremos realmente felices.
  • Fuerte: teniendo una mente fuerte tendremos un cuerpo fuerte. De esta forma llegaremos lejos, expandiremos nuestra zona de confort y seremos mejores personas sin importar en qué contexto nos encontremos.

“Once we accept our limits, we go beyond them” dijo Albert Einstein. Pero para conocer nuestros límites debemos salir de nuestros hogares y enfrentar situaciones nuevas que involucren dependencia total de nuestro ser. Debemos recibir estímulos nuevos y enfrentarlos, de esta forma cambiaremos y seremos mejores personas, nos daremos cuenta que los problemas cotidianos son solamente pequeños granos de arena versus lo que podemos encontrar allá afuera, donde grandes masas de tierra y agua esperan por ser recorridas entregándonos de vuelta su conocimiento de la naturaleza y de la vida.

“Some people have to move to think”, Sir Ken Robinson.

Will Gadd, “Move”

MOVE from ARC’TERYX on Vimeo.

 


[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_gravitaci%C3%B3n_universal

[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Ingravidez

One Comment

  1. Muy buena columna benito, me pasa mucho que no puedo estar sin moverme, en casa inclusive después de entrenar sigo viendo los cerros con ganas de salir otra ves y subir, solo porque disfruto la soledad en la naturaleza, al final ahí es donde pertenecemos y no al cemento!!!

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