Quizás el Aconcagua no haya tenido tanta prensa en tan pocos meses; Kilian Jornet, Fernanda Maciel y ahora Karl Egloff intentando romper los récords de ascenso y descenso. No era novedad, todos habían anunciado sus intentos de récord, cada uno con sus motivaciones y objetivos.

Karl Egloff logra completar el récord de ascenso y descenso Horcones – Cumbre – Horcones en un tiempo total de 11:52, mientras Kilian Jornet lograba el mismo recorrido en un tiempo de 12:49. Karl demoró 57 minutos menos que Kilian. Eso es lo que sucedió ayer.

Aquí voy a opinar y si alguno de ustedes coincide conmigo o piensa diferente por favor comparta sus ideas y comente. Disculpen si me desvío un poco, pero aquí hay mucho material para hablar.

De lo poco y nada que se de psicología – y aquí es cuando pueden empezar a opinar – existe un termino conocido como “Flow” que describe ese estado mental donde una persona que realiza una actividad, en este caso deportiva, está completamente segura de lo que hace, como lo hace, lo que va hacer y tiene completo control de lo que está realizando con un enfoque completamente dedicado a la actividad; también es conocido como “estar en la zona”. Sientes que las ideas fluyen, el tiempo se distorsiona y tu concentración es tal que poco importa lo que sucede a tu alrededor mientras no esté vinculado a la actividad que realizas.

Según lo que creo, lo realizado por Karl Egloff obedece a al menos 2 motivaciones: La búsqueda del flow por una parte, que tiene que ver con sus motivaciones internas y en segundo lugar a mostrar que aquí en Sudamérica, y en especial Ecuador, hay un potencial increíble en cuanto a corredores y carreras de montaña.

Karl es un especialista de la montaña, es montañista y guía de montaña, se dedica a eso, es lo que sabe hacer, pasa gran parte de su tiempo en esas condiciones, por lo que su desempeño en grandes altura no debiera asombrarnos. Lo que nos asombra es que él pueda romper el récord de uno de los corredores más completos que hemos conocido en el último tiempo. Pues bien, aquí está la diferencia… Karl es montañista y Kilian es corredor. Ambos tienen un máster en cada una de sus disciplinas. Karl puede correr en la altura con la soltura que Kilian lo hace en una 100 millas o en un kilómetro vertical, pero no podremos compararlos si ambos realizan actividades tan unidas pero a la vez separadas.

¿Cuál es el valor de lo que ambos realizan?

Por un lado Kilian está comenzando una disciplina ligada a desplazarse rápido por altas montañas, ligero, cuidando hasta el mínimo detalle, yendo al límite, construyendo un deporte que en el corto plazo no es para cualquiera, llámenlo alpine running o como quieran pero hay que pasar varias etapas para llegar a eso. De la misma manera que lo hace Ueli Steck y su escalada de velocidad. En el corto plazo solo veremos a unos pocos intentar éstas hazañas. No por nada vemos a Kilian haciendo escalada, esquiando, haciendo scrambling, saltando de roca en roca en un filo que dice peligro a ambos lados de cada pisada, pero donde toda esa práctica llevará a disminuir los riesgos. La búsqueda de los récords no son más que el camino para lograr el ascenso y descenso en velocidad al Everest. Es por esto que no veo a Kilian volviendo al Aconcagua o al Kilimanjaro para dejar su nombre y decir que lo hizo más rápido, porque creo que la motivación no está ahí y los récords son solo la escusa perfecta para ajustar detalles, lograr una correcta preparación y salir vivo de esto.

Karl, toma esta idea final, y va en busca del récord, lo quiebra, pero aun me cuesta ver qué es lo que quiera lograr o cuál es el objetivo principal. No estoy diciendo que esté mal el solo hecho de lograr un récord que todos pensábamos que sería imposible romper; finalmente el valor de esto es que él se hace cargo de la tarea que dejó Kilian, acepta el reto y rompe el récord. Es lo mismo que hizo Kilian con el tiempo de Jorge Egocheaga y quizás quien vendrá después.

El trabajo de Karl es ser guía de montaña – no olvidemos eso – es alguien que ha estado ligado a la alta competición a lo largo de toda su vida pero aun así su trabajo es ser guía de montaña y lograr récords como los que está haciendo tienen un valor tremendo para él y quienes lo apoyan. Ya ha logrado dejar en alto la bandera de Ecuador y eso no lo hace cualquiera, menos en un deporte pequeño como el nuestro. Ya hablan de él por sus logros y eso ayuda y hace crecer este deporte.

Sería un sueño ver a Karl y Kilian, mano a mano intentando el récord al Aconcagua, ¿quizás deteniendo el reloj en las 11 horas? Quién sabe. O quizás otra montaña…

Internamente ambos buscan el flow, lo encuentren o no eso es otro tema, pero ambos lo buscan.

Quiero terminar este post con uno de los gestos más esperados del día de ayer. Primero fue el mensaje de Kilian a Karl deseándole éxito en su intento de récord. Conociendo lo difícil que es que todas las variables se den, Kilian lo saluda y da las energías necesarias para dar inicio el día y finalmente las felicitaciones por parte del mismo Kilian a Karl. Creo que cualquiera que leyó esas palabras habrá podido sentir que ahí hay espíritu deportivo y no otra cosa.