A continuación el relato de Moisés Jimenez sobre el FKT del circuito de Cerro Castillo.
En el 2013 tuve la oportunidad de aventurarme corriendo por los senderos de la Reserva Nacional Cerro Castillo con el objetivo de establecer un record para el circuito y desde esa vez, no he podido dejar de alucinar con el lugar. En aquel entonces logré completar los 37 kilómetros del circuito, que comenzaba en el sector de las “Horquetas Grandes”, en un tiempo de 5 horas y 48 minutos. Si bien, cuando termine el desafío quede completamente satisfecho, por otro lado sentí que el recorrido había quedado incompleto; esto ya que no incluí el Campamento Chileno (ex Campamento Neozelandés) y además, no termine el FKT en la villa de Cerro Castillo, que es donde todos suelen finalizar realmente el trekking. Por esto mismo, cuando mi partner Max decidió acompañarme y se motivo con la idea, logramos conseguir el apoyo de The North Face Chile para intentar el record completo y además, dejar la vara alta para los que se atrevieran a intentar bajarlo.
Este recorrido cuenta con todo lo necesario para convertirse en uno de los más increíbles circuitos de Chile; singles tracks perfectos para correr, pasos de montañas con nieve, acarreos inestables, y agua, agua por toda la ruta, lo cual incluso hace posible realizar el recorrido cargando una sola botella (incluso podría aventurarme a hacerlo sin ella y estoy seguro que no me faltaría agua).
El viernes 2 de enero se presentaba una ventana de buen tiempo y con lo inestable que habían estado las semanas anteriores en Coyhaique, no lo pensamos dos veces y decidimos intentar el record ese día. A las 12:00 del día en punto comenzamos corriendo desde las Horquetas.
Horquetas Grandes-Guarda Parques:
Este tramo cubre unos 13 kilómetros que transcurren por un antiguo camino maderero, por lo cual cuenta con pocas subidas lo que hace que sea sumamente corrible, por lo que el intento de FKT parte de inmediato con un ritmo intenso. Durante los primeros kilómetros, cruzamos cuatro ríos, donde el primero tenía unos 10 metros de ancho por lo que sí o sí, partimos mojándonos los pies. Luego de cruzar un par de campos privados, finalmente llegamos a una vega gigante (que muestra la diversidad del ecosistema existente) que rodeamos antes de entrar al bosque – húmedo y frondoso- donde se encuentra la cabaña del guarda parques. En este punto es donde se debe pagar por el ingreso al parque ($ 5mil) y además, dar la información correspondiente. Afortunadamente, los 3 guarda-parques que estaban de turno fueron sumamente comprensivos con nuestro apuro y logramos perder solo unos tres minutos en el lugar.
Guarda Parques- El Peñón:
Una vez que se llega al rio “Turbio” (que es la siguiente parada después de los guarda-parques), se ve su color turquesa turbio (de ahí el nombre) y además se comienzan a divisar las cumbres aledañas al recorrido. Desde la rivera del “Turbio” ya se logra ver el Peñón, que era nuestro próximo objetivo del recorrido.
El ascenso comienza de forma paulatina por bosques bastante tupidos, (lo que incluso hace que perdamos la recepción de nuestros GPS) y también aparecen las primeras escaleras y puentes del recorrido; que es donde justamente nos topamos con el primer turista que veíamos en el día. Sin darnos cuenta, continuamos ascendiendo a un ritmo parejo y fuerte, trotando cuando la pendiente dejaba y aplicando power-hike cuando se ponía muy duro. Luego de salir del bosque, comenzamos a trepar el primer acarreo del día hasta llegar a la trepada final para alcanzar el portezuelo del Peñón (que por lo demás tiene nieve todo el año). Esta vez nos toco que la cantidad de nieve no era menor, por lo que en la subida se complicaba un poco al tener mala tracción, pero por otra parte, a la hora de comenzar bajar, nos sirvió para tirarnos a fondo y con confianza cerro abajo.
El peñón- Laguna La Paloma:
Este es uno de los trayectos que yo considero más increíbles de la ruta. Apenas comenzamos a bajar desde el portezuelo de “El Peñón”, aparece a la derecha el primer glaciar del recorrido, el cual sobresale imponente de la roca junto con un rio que fluye a través del valle que se extendía a nuestros pies. Cómo yo ya conocía el lugar, pude controlar mi emoción, pero Max no pudo evitarlo y tuvo que detenerse para tomar al menos un par de fotos. Su cara de asombro me recordó la primera vez que hice el recorrido y además, me hizo pensar que iba a ser difícil mantener la concentración -para avanzar y mantener el ritmo- sin dejarse atrapar por el paisaje que veríamos a continuación. Desde el punto alto donde nos encontrábamos, ya podíamos divisar la laguna, por lo que una vez más ya teníamos claro nuestro próximo objetivo de la ruta.
Cómo ya había mencionado, la nieve que quedaba nos permitió deslizar bastante rápido hasta llegar al acarreo de rocas, el cual es bastante técnico y algo peligroso, pero nos movimos rápido debido a que aún veníamos con las piernas frescas y además que esta es la clase de terreno por la cual nos gusta andar. Al llegar abajo, cruzamos un lecho de rio rocoso mientras comentábamos lo “absurdo” de la belleza del lugar. Luego de esto, volvimos a entrar en un bosque para enfilar hacia el campamento “El Bosque” donde tuvimos un par de segundos de confusión (por la ruta), pero que gracias a unos turistas -que se encontraban acampando en el lugar- pudimos solucionar rápidamente. Después de esto, comenzamos a darle a la subida constante con dirección al campamento “La Tetera” todo esto por un single track cómodo para correr que se perdía entre medio de bosques y troncos caídos. Dentro de la poca interacción que tuvimos con Max durante todo el recorrido (porque la verdad la mayor parte del tiempo íbamos concentrados en apretar y mantener el ritmo) acá, los dos concordamos en la importancia de conocer la ruta de ante mano si se quiere intentar ir rápido por el lugar, porque de lo contrario, en lugares como este es fácil perder valiosos minutos buscando la huella.
Laguna La paloma- Campamento Chileno:
Una vez que llegamos a la “Laguna” aprovechamos de hacer nuestra única parada importante del día, donde en unos 2 minutos; preparamos un Reh-Sal, tomamos agua y nos devoramos un ‘milky-way’ para enfrentar la subida del morro a toda máquina.
La subida comienza abruptamente bordeando la laguna y la vista, como en todo el trayecto es alucinante; la laguna con su glaciar y el mismísimo Cerro Castillo fueron testigos de nuestros esfuerzos mientras intentábamos atacar el trayecto hasta la cumbre del morro. Nos tomó cerca de 33 minutos poder hacer la cumbre del morro para luego comenzar a bajar por piedras lajas y otros acarreos muy inestables. Esta es sin duda la parte más técnica del recorrido, sumado a que ya no se llega con las piernas frescas, la inestabilidad del terreno nos hacía pensar dos veces cada paso. Afortunadamente, habíamos tenido suerte con el día y el cielo estaba completamente despejado lo que nos ayudo a mantener la ruta orientándonos con las marcas que mostraban el mejor lugar. En un día de niebla, esta parte puede convertirse en un verdadero laberinto pues no existe un camino demarcado más que por banderines que tienen una separación de 200 metros aproximadamente.
Una vez hecha la parte técnica, nos volvimos a internar en un bosque tupido por senderos de tierra y con huellas que van hacia todos lados, lo cual obviamente nos confundió un poco. La mente ya no estaba tan fresca y nos vimos obligados a tener que navegar por algunos minutos -ya que perdimos la ruta original- teniendo que devolvernos cerca de 200 metros para finalmente volver a conectar con el sendero y así, no perder la bajada hacia el “Campamento Porteadores”. Una vez llegado a este, aprovechamos de rellenar nuestras botellas y sin perder nada de tiempo, continuamos con nuestra tarea hacia el Campamento Chileno.
Si bien este trayecto es totalmente “trotable”, las últimas horas a un ritmo tan intenso me estaban pasando la cuenta y Max se encargo de tirarme durante la subida mientras yo incansablemente le comentaba: “estamos a 50 metros”. Recuerdo haberle dicho al menos unas 4 veces esto, lo que finalmente, no hacía más que generar mayor desesperación en los dos. Cuándo finalmente divisamos el campamento, corrimos hasta las mesas del camping y apretamos LAP en nuestros relojes. Ahora ya solo quedaba dar media vuelta y rematar con todo lo que nos quedara hasta llegar a la plaza de Villa Cerro Castillo
Campamento Chileno-Villa Cerro castillo:
Acá ya solo teníamos la fijación de llegar a la plaza de la villa y terminar el recorrido. Una vez hecho el trayecto de 5 kilómetros desde el Campamento Chileno hasta el Campamento Porteadores, cargamos agua por última vez y comenzamos el descenso hacia la salida de la Reserva. La bajada definitivamente me revivió y una vez pasado el último rio apreté el paso sabiendo lo que teníamos por delante. Si bien ya veníamos con lo último de energía en el cuerpo, ninguno de los dos pudo dejar de comentar lo épico que había sido la jornada hasta ahora y obviamente; lo contentos que estábamos por lo bien que estaba saliendo todo hasta el momento. Luego de cruzar un par de cercos, terminamos bordeando el Rio Ibáñez en el tramo final y ya podíamos ver el final del sendero y el comienzo del camino ripiado, donde para nuestra sorpresa, nos estaba esperando Gabi; quien fue nuestro gran apoyo para la logística en el inicio y final del recorrido.
Con la energía de haber visto a Gabi, entramos al camino ancho y de inmediato empecé a acelerar; ya sabía lo que teníamos por delante y eso obviamente me entusiasmaba, solo 5 kilómetros y dos subidas más y esto se terminaba. Corrimos estos últimos kilómetros a un ritmo cercano a los 5:30 min/km lo cual no era nada de lento considerando los esfuerzos y los casi 55 kilómetros del día. A medida que nos acercábamos a la Villa, más me emocionaba por lo que estábamos logrando y trataba de transmitirle esto a mi partner, pero a estas alturas Max ya estaba en ‘modo zomby’ y tenía cara de querer terminar de una vez por toda con el recorrido, por lo que me esforcé para tirarlo lo que más pudiese en este último tramo. Finalmente, aparece Villa Castillo; cruzamos la carretera austral y nos paramos en el medio de la plaza. Le pongo stop a mi reloj que marca 6h 27min para el recorrido completo de 55 kilómetros y 2.200 de desnivel positivo. Abrazo a mi partner y a Gabi para luego sentarme un rato. Un día épico para mi sin duda alguna.
Agradecemos en primer lugar a The North Face Chile, por confiar en nosotros y permitirnos explorar y aventurarnos en lugares donde probablemente no se ha corrido antes, a Cerveza Tropera que nos mantuvo hidratados y bien alimentados durante toda nuestra estadía en Coyhaique, a Gabriela Jiménez y su familia por facilitarnos toda la logística y autos para movernos y llevar a cabo la travesía y finalmente, a mi familia por recibirnos en casa y permitirnos convertirla en el campamento base de todo lo que hicimos.
Personalmente, también quiero agradecer a Medpro Clinica quienes siempre me reciben de la mejor forma para ajustar la maquina y quedar como nuevo para los próximos desafíos.
Notas:
- El reloj dio aviso de perder la señal en al menos 3 senderos a través de los bosques tupidos, por lo que puede que el trayecto sea superior a los 55 kilómetros que marco.
- Es de suma importancia conocer la ruta con antelación antes de intentarla en formato rápido, ya que es muy fácil perder los senderos en algunos tramos.
- Acá esta el link de STRAVA con el recorrido
Splits:
Horquetas Grandes – Guarda Parques: 1h 10min
Guarda Parques- Paso el Peñón: 55min
Paso el Peñón- Laguna la Paloma: 1h 15min
Laguna la Paloma- Campamento Chileno: 1h 44min
Campamento Chileno- Villa Castillo: 1h 23min
Equipo utilizado:
Max:
- Polera y Short Better Than Naked
- Arm Warmers TNF
- Hayasas II
- Handheld TNF
- The North Face FL Race Vest
- Smartwool Ultra Light Socks
Moises
- Polera TNF Flight Series
- Short TNF Flight Series
- Zapatillas TNF Hayasas II light box
- Smartwool Socks
- Cortaviento.
- Botella 500 ml.
FELICITACIONES A AMBOS,
SE PASARON!!!!