Hace un par de semanas, pese a haber rebajado en más de 3 horas el record anterior, quedé con una sensación de tarea incumplida. Así que decidí hacerlo nuevamente, esta vez acompañado de dos trailrunners,  el español Rubén Alonso, esquiador y andinista con mucha experiencia y el coreano Hyun Chang Chung, excelente corredor ultra, pero sin mucha experiencia en alta montaña.  Ambos  me ganan siempre,  los veo irse inexorablemente en las carreras, así que formé una cordada de lujo.

Partimos a las 5:34 AM, el pronóstico del tiempo indicaba nublado en la tarde. Temperatura ideal en la amanecida, cielo completamente despejado. Nos pusimos “pies a la obra”, un agrado correr en cancha de carreras mientras amanece . Flanqueado por 4 perritos montañeros llegué hasta refugio federación, como siempre cara de perplejidad en los andinistas que se encontraban ahí, sólo esbozan un tímido “hola”, no saben si decir; se pasaron o devuélvanse por donde vinieron.

 A un kilómetro de distancia aproximadamente divisaba a Rubén, que había bajado el ritmo para guiar a Chang, que venía unos metros más atrás. En 4 hrs 08 minutos llegué a refugio Agostini, dos compañeros cuadrúpedos me abandonan  ahí. Más tarde Rubén se acercaba inexorablemente, me alcanza y luego comenzó a liderar la subida, me quedaba con la sensación que iba muy cómodo y que por cortesía esperaba al anfitrión. Esta vez no cometimos el error de subir por el acarreo de la izquierda y tomamos la ruta regular.  Al llegar a la lengua del glaciar, la puna se hizo cargo de Rubén.
Lo extraño es que cada vez que uno sube a tope, siempre las sensaciones son distintas. Hace dos semanas cuando subimos con Jaime Hume tuvimos problemas de equilibrio serios. Esta vez la sensación fue desgano, ganas de abortar. Mientras nos poníamos los crampones, Ruben esperaba el más mínimo gesto para volver, lo convencí de que cruzáramos el glaciar. Crampones bien amarrados y comenzamos a cruzar, los pulgosos nos miraban con una sonrisa socarrona, como diciendo “perdedores” mientras cruzaban la lengua del glaciar que estaba duro, como quien cruza un paso cebra. Sólo faltaban unos metros para coronar la cumbre. Hasta ahí el clima, perfecto, nubes a unos kilómetros. Abordamos el último acarreo, veo la meta al fondo, y no pude aguantar la tentación de abandonar a mi compañero de cordada, me eché la puna al hombro y me largué correr a 5.400 metros hasta tocar el mástil en 6 horas 34 minutos (mi anterior marca era de 7 horas  51 minutos) A diferencia de las dos semanas anteriores sólo 3 andinistas en la cumbre, unos minutos más tarde entendería porqué. Foto de rigor y a bajar. A esta altura el record sería pulverizado  una vez más, pero el clima diría otra cosa.  Cruzamos el glaciar de vuelta y llega Chang muy entero y listo para cruzar, pero la montaña toma aire y nos dice epa!!!!! con un estridente trueno,  luego de una deliberación, cambio de planes, decidimos bajar. Aparte de nuestro pellejo nos preocupaba el de los 3 andinistas que habíamos dejado arriba, les gritamos a la distancia y nos dijeron que estaban bien, que no nos preocupáramos que conocían bien el cerro. Es difícil recomendarle a alguien tan competitivo como Chang, que aborte algo, eso no está en su diccionario, pero en estas carreras en montaña con autosuficiencia, no hay un organizador que suspende la carrera por factores exógenos, ni equipo de rescate dispuesto a 5.100 metros de altura. En la montaña estamos solos.

En menos de 40 minutos llegamos a refugio Agostini, navegando a ciegas pues las nubes taparon la ruta completamente, visibilidad a solo 10 metros. Nos refugiamos ahí por 30 minutos y cuando vimos una ventana, a correr de nuevo. El regreso se hizo eterno, algo de nieve y lluvia más abajo, casi no quedaban carpas en la ruta. Durante el regreso como a 3.300 metros, ya más relajados sin la espada de Damocles del clima sobre nuestras cabezas  nos damos el tiempo de conversar con los andinistas que regresan. Al igual que quienes estaban en la cumbre, recibimos muy buena onda, ya se está instalando el concepto de que el cerro es de todos y que si bien estamos algo locos, somos unos locos inofensivos.

 Nuevamente sensación de tarea incompleta….

Nuevo record: 11 horas 59 minutos 3.309 mts desnivel positivo, 33 km.
Logrado por Rubén Alonso, Hyun Chang Chung y Marcelo Rojas (al estilo de las cordadas rusas que incluyen a todos los miembros del equipo)

Tareas pendientes;
1. Dejar el record cercano a las 10 horas 30 minutos

2. Cruzar el glaciar en “4 patas”, sin crampones por supuesto