Para quienes se inician en esto de correr por cerro, es probable que más de alguna vez hayan sufrido de dolor punzante en la zona plantar del pie o en el talón, lo cual obliga a modificar los entrenamientos y transforma la experiencia de correr por el cerro en un mal rato. Dentro de las posibles lesiones que se podrían estar presentando, la más recurrente es la lesión de la fascia plantar. La fascia plantar es una aponeurosis (tejido firme como una banda gruesa o cuerda plana), que se extiende desde el talón hasta la cabeza de los metatarsianos(1). Su función consiste en ayudar a mantener el arco plantar y así poder absorber de forma dinámica el impacto en la fase de apoyo al caminar (o correr) y transmitir de mejor forma la fuerza antes de despegar el pie del suelo(2).
Algunos de los factores que predispondrán a sufrir este tipo de lesión se encuentran en el gráfico anterior(1, 2, 6). Al coexistir estos factores, se puede lesionar la fascia plantar y provocar inflamación de dicho tejido, lo que se conoce como Fascitis plantar (FP). La FP es la forma de lesión más común de la fascia plantar, afectando al 10% de la población general de corredores y personas mayores de 40 años(2). El cuadro se caracteriza generalmente por dolor insidioso en la cara interna del talón, el cual es mayor por la mañana, con la primera carga de peso sobre los talones, que disminuye luego de los primeros pasos. Al final del día se hace más intenso, llegando en algunos casos a impedir que la persona pueda mantenerse de pie y se alivia al descargar los pies. Los síntomas pueden persistir durante semanas a años. También puede coexistir atrapamiento de alguna rama nerviosa, provocando sensación de hormigueo o adormecimiento del pie(5). ”Si alguna vez en la que subiendo por el cerro han sentido que se les ha dormido un pie, prueben soltar los cordones de la zapatilla, muchas veces era solo eso y no lesión”. Es raro que el dolor comience abruptamente, a menos que hayan recibido un golpe directo en la zona plantar5. Al examen físico:
1) Historia compatible con lo anteriormente señalado, 2) el dolor aumenta al realizar dorsiflexión de tobillos y extensión de los ortejos, o al pararse en punta de pies, 3) contractura de la musculatura posterior de la pierna (gastrocnemios y sóleo), 4) movilidad activa y/o pasiva que pueden verse afectadas y 5) en algunos casos puede ir acompañado de aumento de volumen en el talón y planta del pie(5). El diagnóstico es esencialmente clínico, basado en el relato del paciente y el examen físico. Los exámenes complementarios imagenológicos nos ayudarán con el diagnóstico diferencial(5). Por medio de una radiografía podremos descartar lesiones óseas, presencia de espolón o calcificaciones, y una ecografía o resonancia magnética mostrará engrosamiento del tejido de la fascia plantar(2).
El tratamiento tiene como objetivo aliviar el dolor y recuperar la función, el cual es esencialmente conservador (método no invasivo) y consta de: Antiinflamatorios no esteroidales, utilización de talonera o plantilla (amortiguación), ejercicios de estiramiento y fortalecimiento excéntrico, fisioterapia (Ultra sonido, ondas de choque, crioterapia)(3, 4, 5, 6). La utilización de taping puede mejorar el dolor al corto plazo, de 7 a 10 días, sin observarse mejoras funcionales, ni demostrarse resultados más allá de este período. Entre 80-90% de las personas responden de forma favorable al tratamiento conservador(6). Las infiltraciones esteroidales producen disminución considerable de las molestias, dolor e inflamación, pero al largo plazo puede producir efectos contraproducentes, como la atrofia y reemplazo por tejido fibroso del cojín adiposo del talón, disminuyendo la amortiguación(5). Dentro de los consejos e indicaciones más simples que pueden ayudarnos primeramente a disminuir el dolor, es bajar de peso, cambiar el calzado y mejorar nuestra postura y técnica de carrera(4). Cuando el tratamiento conservador no da resultado (10% de las personas), está indicada la cirugía, en la cual se realiza sección parcial o completa de la fascia, conocido como fasciotomía, y/o resección ósea del espolón si es que estuviera presente(4, 5). Este criterio se aplica cuando el tratamiento conservador no tiene efectos significativos, al menos, luego de 6 meses controlado por el médico especialista. En el 95% de los casos se obtienen resultados satisfactorios(5, 7).
“Ahora solo queda poner atención cuando nuestros pies pidan descanso, dejar períodos de reposo y cambio de actividad será más beneficioso que machacarnos en exceso en el cerro”.
Alonso Alarcón Elgueta Kinesiólogo PUCVBibliografía
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- Saber N, Diab H, Nassar W, Razaak H. Ultrasound guided local steroid injection versus extracorporeal shockwave therapy in the treatment of plantar fasciitis. Alexandria Journal of Medicine. 2012; Vol. 48: p. 35–42.
- Androsoni R, et al. Treatment of chronic plantar fasciitis with extra corporeal shock wave therapy: ultrasonographic morphological aspect and functional evaluation. Rev bras ortop. 2013; Vol. 48(6): p. 538–544.
- Cardenuto R. Talalgia: plantar fasciitis. Rev bras ortop. 2014; Vol. 49(3): p. 213–217. Díaz A, Guzmán P. Efectividad de distintas terapias físicas en el tratamiento conservador de la fascitis plantar. Revisión sistemática. Rev Esp Salud Pública. 2014 ; Vol. 88: p. 157-178.
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