Cada cara cuenta una historia, fatiga, cansancio y falta de sueño, cada línea de la cara como un campo arado listo para nuevos cultivos. Las mejillas se han vuelto cuevas, excavadas y colocadas bajo los pómulos.

Miradas fijas faltas de emoción. Los ojos se han vuelto hoyos en el espacio; miras en ellos y encuentras nada.

Esta es la 28va edición de la Marathon des Sables. Terreno rocoso, calor abrasador y dunas implacables empujas a todos hasta el límite pero es la cara de cada corredor la que muestra el dolor o la gloria, lo ves, sus rostros cuentan historias.

La Marathon des Sables ha sido descrita como una de las carreras de resistencia más duras en el planeta. Son seis días de autosuficiencia en el Sahara Marroquí. Cada corredor debe cargar todo lo que él o ella necesita para lograr terminar, la única excepción es el agua, la cual es racionada cada día.

El marroquí Mohamad Ahansal, cuatro veces ganador de esta carrera, vuelve por una quinta victoria. Su cara lleva confianza, su sonrisa ancha y brillante. Meghan Hicks, solo la segunda americana en la historia, después de Lisa-Smith Batchen en ganar dentro de las mujeres, se ve fresca y casi como un querubín con sus dos racimos de pelo salen de los lados de su cabeza.

Pies y rodillas pueden recibir el impacto de cada uno de los 234km que recorren, pero son los rostros de cada uno las que expresan la emoción de completar uno de los más increíbles viajes posibles de hacer a pie.

Patrick Bauer, director de carrera, espera a cada corredor para lograr cruzar la meta final. Los brazos golpean el aire, caen las lagrimas y las sonrisas rompen la expresión de desesperados que tenían hasta hace unas horas había dejado la 28va edición de esta icónica carrera. El viaje ha terminado!

Un convoy de destellantes luces frontales y jeeps llenan la línea del horizonte; estamos a 30 minutos pasados de la hora límite. Se ven tres sombras en forma de alien caminando frente a una nave espacial iluminada. Son los últimos guerreros del campo de batalla del Sahara. Los vehículos de hacen a un lado y antorchas de los corredores y el staff reemplazan las luces frontales. Las lagrimas se han ido… hoy es una celebración. Didier, quien es no vidente y su guía Gilles, se acercan a la línea final con su amigo de hace muchos años Mick Ramayet. Ellos son tratados como verdaderos conquistadores triunfantes de una batalla de tierras lejanas. El viaje es lo que cuenta, aquí el tiempo no tiene relevancia. Aplausos, gritos y ánimos, felicitan a los tres intrépidos. Aparecen las sonrisas, no hay mayor sonrisa que la sonrisa en la cara de Didier.

Miles de rostros se han vuelto uno. Otra icónica carrera de la increíble Marathon des Sables llega a su fin y con esta un increíble recuerdo. Yo por mi parte, abrazo cada sonrisa, cada lágrima y finalmente cada rostro que cruzó la línea final de la 28va edición de la Marathon des Sables.