Altos de Lircay es la última fecha del circuito de LSE, el cual en pocos años se ha consolidado como el mejor exponente de lo que a mi modo de ver es la esencia del trail running, carreras en lugares apartados, especiales, en entornos maravillosos y particularmente duras (nuestras piernas pueden dar fe de ello). A un precio módico, con tan solo el número como kit inicial, puestos de abastecimiento completos e invirtiendo en lo que realmente importa: rutas espectaculares y generando entornos de camaradería en las líneas de partida y llegada.
Esta fecha no iba a desentonar, con tres distancias y con el augurio de buen clima y paisajes espectaculares, muchos de nosotros nos inscribimos con la idea de cerrar el año o para prepararnos para Vulcano, que en mi caso cerrará un año muy largo con muchas carreras, que empezó con el Cruce en Febrero de este año. La geografía y el clima nos ayuda a tener carreras prácticamente a lo largo de todo el año y eso a mi modo de ver, si bien nos beneficia, también genera que a fin de año lleguemos con las piernas cansadas y la cabeza en un modo extraño, con ganas de correr, pero no tantas. Dado esto último y después de una CCC muy dura principalmente para mi cabeza, decidí tomarme la última parte del año más tranquilo, disfrutar y abrir los ojos. Las carreras son para disfrutarlas también, reírnos, echar la talla con la gente de los PC, con los otros corredores, no correr como zombie sin disfrutar lo que tenemos enfrente y poner cara de weon para las fotos (a algunos no nos cuesta mucho, jajaja).
Sin quererlo, ésta premisa de disfrutar resultó más aún en esta carrera. Por qué? Llegué tarde a la partida. Claramente no había nadie cuando llegué, solo las personas que controlan el funcionamiento de los chip y las de guardarropía. El reloj marcaba que hace 14 minutos había empezado la carrera.
Finalmente después de conversar con la persona de guardarropía y con mi polola, decidí partir tranquilo, son aproximadamente 4km de camino de ripio y piedras hasta el primer sendero a la derecha que nos separaba de los corredores de 20k (yo corría 30k). En este punto empecé a alcanzar corredores y a saludarlos, el chip de la competitividad había desaparecido, me dediqué a disfrutar y tratar de acordarme de cada sendero, de cada paisaje, cosa que en muchas ocasiones se borra de nuestra memoria dada la concentración y el esfuerzo. La carrera avanza por un sendero en ascenso hasta una nueva bifurcación hacia la derecha que nos llevaría a la parte alta de la carrera, por un sendero muy lindo dentro de un bosque y con muchas piedras. En este sector es en donde me encontré con varios amigos y donde alcancé a la mayor parte de los corredores, traté de adelantarlos sin molestar y llegamos finalmente a la parte alta desde la cual se podía ver la cordillera en plenitud, imponente.
A partir de este punto empezaba la mejor parte de la carrera, correr en nieve, con el Volcan Descabezado de fondo, el cerro Divisadero a nuestro lado y un sector relativamente plano, con ascensos y descensos por nieve muy entretenidos, si es que podías ver algo sin anteojos y no se te habían quemado las retinas. Luego de esta parte en donde pase varios corredores, y con una vista espectacular de toda la cordillera, nos acercábamos al sector del Enladrillado, que si bien no lo apreciamos en su magnitud por la cantidad de nieve, queda como tarea pendiente para la casa y poder volver a recorrerlo. Luego de una bajada técnica y con piedras sueltas, volvemos a un sendero rodeado de árboles con una bajada con mucho desnivel y muy entretenida para soltar las piernas congeladas por la nieve. Ya acercándonos al último PC nos avisan que quedan los últimos 6km de bajada (los mismos por los cuales ascendimos al principio) con dos km de senderos con mucha piedra y cuatro km de camino de ripio, que nos llevarían a la meta.
En conclusión: fue un carrerón. Con paisajes imponentes, terreno técnico, bajadas rápidas y mucha nieve en el recorrido.
Llegué a meta en un tiempo de 3:37, 3:51 si consideramos el Tiempo Oficial y mi salida atrasada, lo que me ubicó en la posición 22, (en una mejor ubicación si consideramos el tiempo chip seguramente), pero esa queda para la estadística y poco importa, lo real es lo otro, pasarlo bien, darle ánimo y saludar a más de 100 corredores en el camino, llegar a meta feliz y entero, abrir los ojos.
Quiero agradecer a mi polola que siempre me apoya en estas tonteras, al Mati por la oportunidad de escribir nuevamente y a todo el equipo de LSE que a lo largo de todo el año nos entregaron rutas tremendas y para disfrutar.
Les dejo el link de la carrera en mi Strava: https://www.strava.com/activities/433550148/overview
Buena nota Marcelo! Refleja super bien el espíritu de esta actividad que tanto nos gusta.