No me acuerdo cuando fue la última vez que hice un review de algo. Harto tiempo seguro. Quizás hasta demasiado tiempo; considerando que siempre estoy probando que hay de nuevo afuera.
Si hay un elemento, de todos lo que se necesitan para hacer trail (que aparentemente, hoy en día cada vez son más) que existen, las zapatillas por lejos son las que más me obsesionan.
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Desde el día 1 hasta la actualidad, siempre he tenido una fijación con el calzado. Obviamente mis necesidades han ido variando con el tiempo (estoy más viejo?) y por ende mis gustos también, pero si hay algo que no ha cambiado con el tiempo; es que lo que más privilegio es la relación peso-comodidad.
En este caso, la Caldorado II, esta casi justo al límite superior de lo máximo que podría tolerar tener en mis pies para ‘correr’ en cuánto a peso con sus -casi- 300 gramos, pero por otra parte, lo cómodo que se sienten estas después de varias horas en el cerro, lo justifican completamente.
Cerca de 200 kilómetros más tardes y con varias jornadas largas encimas, la Caldorado II es una de las zapatillas all-around más cómodas que he usado el último tiempo Si bien no se caracteriza por ser la mejor en ningún sentido; esta cumple-de-sobra con lo que sea que le pongas en frente. Desde intentar apretar el paso en caminos de ripios y pavimento, hasta subir un cerro cargado, con barro, piedras y más, la Caldorado II esta pensada para hacer la pega en todos los tipo de senderos que se nos puedan ocurrir. Y si bien, podrían no ser lo más recomendable para una carrera con características muy especificas; para lo que encontramos en Chile en lo que a senderos y carreras respecta, estas cumplen con las expectativas.
Cómo ya mencione, con un peso cercano a los 300 gramos (Talla US 9), la zapatillas no entra en la gama de zapatillas livianas (considerando el mercado actual) pero por otra parte tampoco se sienten como un tanque que cuesta levantar en tus pies a medida que avanzan los kilómetros.
El upper logra ese equilibrio (no fácil de alcanzar) entre ser muy permeables, para días calurosos, o para el caso de que drenen mejor en caso de mojarlas constantemente en cruces de rio (como fue mi caso) y a la vez ser lo suficientemente resistente (sobre todo en la puntera) para no tener miedo tropezar con una piedra…situación que suele suceder en el seguido en el trail.
Dentro de las cosas que -a mi juicio- podrían mejorar acá, esta el tema de los cordones “planos”. Sé que esto es algo 100% personal (y a su vez muy fácil de modificar) pero creo que pequeños detalles como estos podrían venir ya mejorados desde la fábrica. En este caso, la Caldorado II viene con un par de estos, que la vuelven demasiado fácil de des-amarrarse mientras corres y a su vez, a mi juicio; envuelven demasiado apretado la parte superior del pie, lo cuál no es algo de mi preferencia. También agradecería un poco más de espacio en los hoyos (donde van estos cordones) hacia la parte superior, de manera que el empeine quede un poco más liberado -pero sin perder la sensación de seguridad- para los que tenemos esta parte del pie más ancha de lo normal.
Con suficiente amortiguación para correr distancias largas y no sentir el impacto de varias horas en tus piernas/pies, la tecnología -probada por años- “FluidFoam” hacen muy bien la pega de mantenerte
en movimiento sin sentir -en exceso- los kilómetros pero a su vez sin perder tanta sensibilidad con respecto a los que una va pisando con cada zancada. Con una altura de 11 mm en la puntera y 19 mm en el talón, el drop de 8mm alcanza ese “sweets spot” que todos necesitamos cuándo ya estamos cansado al final de un entreno y una carrera y no queremos andar arrastrando los pies.
La suela “sencilla” de la Caldorado II, es justamente eso, un patrón sencillo y sin tantos tecnicismos que nos hacen sentir seguros en -casi- cualquier tipo de situación. Se agradecen las pequeñas “calugas” en forma de “cubo” que te ayudan a agarrarte mejor en terreno suelto (ese que abunda acá en la zona central en el verano) y a su vez, no molestan para apretar el paso cuándo se necesita en un camino que lo amerita. Por otra parte, con más de 200 kilómetros hostiles, la suela no muestra ninguna señal de abuso por ahora, lo cuál da cuenta de que -probablemente- puede llegar a los 500 kilómetros todavía cumpliendo la pega.
Finalmente con un espacio más que suficiente en la puntera de la zapatillas para que los dedos vayan cómodos, pero a su vez no volando dentro de estas, la zapatilla se siente muy bien con el pasar de las horas. Son de esas zapatillas que sin miedo elegiría para pasar un día largo en el cerro, sin tener que preocuparme de lo que traigo puesto. Y al final del día, eso es lo que uno debería buscar, olvidar que traes puesto un par de zapatillas.
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